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Existen dos factores de gran importancia cuando hablamos de fuego:
La determinación se basa en cómo podría comenzar el fuego y cómo se podría desarrollar, difundir, controlar y extinguir.
La combustión es una reacción química exotérmica que, por lo general, implica la oxidación de un combustible por el oxígeno atmosférico.
La temperatura de ignición es la mínima temperatura a la cual una sustancia debe ser calentada para iniciar una combustión auto-sostenida en cualquier atmósfera donde se encuentre. Para empezar la reacción química entre las moléculas de un combustible y las del oxígeno se requiere que se provea suficiente energía a la mezcla de moléculas. Si el combustible es un sólido o un líquido, parte de ellos debe ser transformado a vapor para que pueda mezclarse con el oxígeno del medio ambiente. La temperatura de ignición puede variar dependiendo de la concentración de combustible-oxígeno, la tasa de flujo de aire, la velocidad de calentamiento, el tamaño y la forma del sólido o espacio implicado, la temperatura de la fuente de ignición y el posible efecto inhibidor o catalizador de otros materiales presentes.