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Niño a la vista

  • 29/09/2015

En abril de este año, las instituciones que monitorean el océano Pacífico comenzaron a registrar el aumento de la temperatura de sus aguas. Meses después, en julio, ese incremento llegó a 2,5 °C, señal que incrementa las probabilidades de que a fines de año y principios del 2016 tengamos al fenómeno de El Niño (FEN) en nuestras costas.

Recordemos que el calentamiento de las aguas costeras del Pacífico provocado por el FEN cambia el clima de esa zona, pues aumenta su temperatura y provoca lluvias intensas. Las lluvias generan, a su vez, inundaciones, deslizamientos y otros riesgos tanto para la vida humana como para los bienes patrimoniales de las empresas.

Evolución de la temperatura superficial del océano Pacífico en la costa peruana (abril – julio 2015)

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Los investigadores han establecido que, según su intensidad, el FEN puede ser leve, moderado, fuerte o extraordinario. Cuando es leve, provoca dificultades en la actividad pesquera. La magnitud y extensión de los daños aumenta en el caso de fenómenos de intensidad moderada o fuerte. Mientras que la versión extraordinaria es capaz de provocar pérdidas materiales valorizadas en miles de millones de dólares, como ocurrió en el país durante los fenómenos de 1982-83 y 1996-97, cuando la temperatura de las aguas del Pacífico aumentó más de 7 °C.

Las instituciones internacionales especializadas en el estudio de las condiciones climáticas pronostican que la intensidad del FEN 2015-2016 será moderada o fuerte. Frente a ese aviso, es necesario tomar medidas que impidan los daños o reduzcan al mínimo el impacto de las lluvias, inundaciones y otras consecuencias del fenómeno.

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Riesgos diversos

El Niño repercute directamente en rubros como la ganadería, la pesca y la agricultura, pero en realidad todos los sectores pueden salir perjudicados debido a que las lluvias, el clima severo y otras consecuencias del fenómeno suelen afectar la infraestructura, los productos y, en general, la continuidad de todo negocio. En ese sentido, los servicios y las actividades productivas y comerciales corren el riesgo de verse paralizados.

También obstaculiza la gestión de las empresas porque, al dañar las vías de comunicación, dificulta la entrega de productos e impide la obtención de materias primas y las labores regulares de producción. Además, incrementa el precio del transporte y echa a perder mercadería perecible.

No solo eso: el agua acumulada, la muerte de animales, la aparición de insectos y otras situaciones pueden provocar enfermedades que vulneren la salud de los colaboradores de la empresa, lo que se traduce en costos impensados para la organización.

Al tratarse de un fenómeno natural, El Niño es inevitable. Sin embargo, debido a que se puede pronosticar con meses de anticipación, es posible alistarnos para afrontar sus consecuencias, reducir sus riesgos y minimizar sus daños.

Medidas preventivas

Las siguientes son algunas acciones puntuales que permitirán a las empresas enfrentar las lluvias intensas y otras secuelas del FEN:

  • Verificar el estado y funcionamiento de canaletas, sumideros, filtros y otros componentes del sistema de drenaje.
  • Organizar o coordinar con las autoridades locales la limpieza de quebradas que se encuentren cerca de las instalaciones de la empresa.
  • Verificar que el cableado eléctrico esté en óptimas condiciones y cuente con la protección necesaria.
  • Comprobar la operatividad de los equipos del sistema contra incendios.
  • Realizar capacitaciones para que el personal de la empresa sepa cómo reaccionar frente a una lluvia intensa, una inundación o un deslizamiento.
  • Diseñar un plan de contingencia que asigne funciones específicas a los colaboradores frente a determinados eventos.
  • Los locales que se encuentren cerca de ríos u otras zonas de riesgo deberán identificar rutas seguras para la evacuación de su personal.

Tengamos presente que la prevención es la estrategia más eficaz y económica de superar las amenazas cotidianas. Y en el caso de El Niño, estos riesgos son variados, de allí la necesidad de actuar con criterio antes de su llegada. 

El dato: otro indicador del desarrollo del FEN detectado durante este año es el aumento de la nubosidad en gran parte del Pacífico Ecuatorial.


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