Nadie está libre de un evento traumático. De hecho, lo más probable es que todos suframos uno en algún momento de nuestras vidas: por salud, causado por un desastre natural o a raíz de la pérdida abrupta de un ser querido. Es parte de la esencia de lo que significa vivir.
Pero, aunque la adversidad podría estar siempre a la vuelta de la esquina, ella no tiene que impedirte que alcances tu máximo potencial. Es más, las personas mentalmente fuertes a menudo se recuperan de una crisis incluso mejor que antes, con una sensación más sana y más optimista tras la tragedia. Aprendamos de ellas mediante ciertas estrategias capaces de sacarnos de la crisis lo más rápido posible.
Concéntrate en lo que puedes controlar
Buscar los motivos por los que sufres te quitan tiempo y energía. Eso lo saben los mentalmente fuertes, quienes ponen sus recursos dondemás importa y donde más sirven. Así solo puedan controlar su esfuerzo y actitud.
Luz reflexiva
Puedes aprender mucho de ti mismo en los momentos más oscuros. No se trata de recrear los recuerdos dolorosos, sino de encontrar una clave de crecimiento personal en medio del vendaval. Detente y reflexiona.
Actúa decididamente
Nada mejorará si sigues huyendo del problema o buscando compasión poco productiva. Por el contrario, cuanto más tiempo tardes en enfrentarlo, más grande crecerá el problema. Busca soluciones y plántale la frente a la desgracia. Por ejemplo: perder el empleo o sufrir un desastre financiero pueden obligarte a cambiar de rumbo. Acéptalo y adáptate a los cambios.
Practica la gratitud
No importa cuán difícil sean tus experiencias, siempre hay algo para sentirse agradecido. Una persona mentalmente fuerte hace memoria de las cosas buenas de la vida al tiempo que reconoce su dolor como parte de ella.
Arma una lista de prioridades
Quizá ese temblor emocional no te haya debilitado tanto como imaginas. Simplemente tienes que reajustar los planes que llevabas en mente y mantener en línea tus valores.
Ocúpate de ti mismo
Es posible que, ante el agotamiento causado por el dolor, creas que no existe modo de regresar al buen estado anterior. Y no es cierto, tú puedes ocuparte de mantener tus horas de sueño, hacer ejercicios y alimentarte saludablemente, que sumarán fuerza física a la de tipo anímico.
Intenta ser psicológicamente flexible
Ser flexible en tu modo de pensar, sentir y comportarte debido a las circunstancias te exige no repetir tus patrones habituales. Al contrario, tienes que dejar que el cambio positivo aparezca y hacerlo funcionar.