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Articulo

Prevención del cáncer

  • 11/02/2016

El cáncer... ¿se previene?

Gracias a investigaciones recientes, ahora sabemos más sobre el cáncer y sus causas. A pesar de que algunos estudios indicarían que nuestros genes tienen influencia sobre el riesgo de padecer cáncer, una buena parte del riesgo de tener esta enfermedad se encuentra vinculado a factores no hereditarios, tales como el consumo de tabaco, tener sobrepeso u obesidad, realizar escasa actividad física y no llevar una dieta balanceada y saludable. Cabe destacar que evitar estos hábitos también reduce el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades cardiacas; así que sobran las razones para seguir las siguientes recomendaciones:

Tabaco

El tabaquismo es un factor de riesgo que se puede evitar y que por sí solo (según la OMS) provoca el mayor número de casos de cáncer a nivel mundial. Es importante resaltar que no solo los fumadores están expuestos, sino también quienes inhalan el “humo ajeno”, es decir, los fumadores pasivos. Dejar el cigarrillo y evitar las situaciones en que podríamos ser fumadores pasivos, puede disminuir drásticamente nuestro riesgo de padecer cáncer de esófago, cuerdas vocales, boca, garganta, riñones, vejiga, páncreas, estómago, cuello uterino y, sobre todo, de pulmón.

Alimentación

La relación que existe entre la alimentación y riesgo de cáncer es compleja y difícil de establecer, principalmente porque nuestra dieta incluye alimentos de tipos muy variados. Sin embargo, está demostrado que existe relación directa entre muchos tipos de cáncer y el sobrepeso y la obesidad, tendiendo estos dos últimos a la vez relación con la alimentación y la actividad física.

  • Frutas y vegetales: deben ser parte esencial de una dieta saludable, ya que son una excelente fuente de vitaminas, fibra y demás nutrientes. Se recomienda incorporar a la dieta cinco porciones de verduras y frutas al día de diferentes colores para así incluir una mayor variedad de nutrientes y vitaminas.
  • Fibra: disminuye el riesgo de padecer cáncer de colon y recto. Se encuentra en las frutas y verduras, cereales integrales, pan y arroz integral, entre otros.
  • Grasas: son necesarias en la dieta diaria pero en cantidades adecuadas. Las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas (provenientes principalmente de los vegetales) son beneficiosas, mientras que las grasas saturadas (las carnes son ricas en estas) y las grasas trans (que vienen en muchos alimentos procesados) son las que se asocian al “colesterol malo” y a mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Vitaminas y minerales: El consumo de vitaminas y minerales como los folatos, vitaminas A, C y E, pueden reducir el riesgo de varios tipos de cáncer.
  • Pescados: se recomienda comer más pescado, en relación con las carnes rojas o procesadas.
  • Tomates: este alimento contiene una sustancia llamada licopeno, un potente antioxidante que barre los radicales libres que pueden dañar el ADN celular. Se le ha asociado también a la prevención de cáncer de próstata.
  • Alcohol: su consumo excesivo y frecuente es un factor de riesgo para muchos tipos de cáncer, como los de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colon y recto, y mama. El riesgo aumenta considerablemente si el bebedor también es fumador.

Actividad física

Todas las formas de actividad física protegen contra algunos tipos de cáncer y ayudan a combatir el sobrepeso y la obesidad. Estos dos últimos son también responsables de algunos tipos de cáncer, independientemente del nivel de actividad física que la persona realice. Realizar una actividad física de intensidad moderada, equivalente a una caminata enérgica durante al menos 30 minutos diarios, hará que nuestro estado físico mejore, nuestro riesgo a enfermar disminuya y mejore nuestra salud cardiovascular. Asimismo, a medida que el estado físico mejore, se puede procurar aumentar el número de minutos diarios.


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